Ahora mismo, párate y piensa en todas las cosas que te rodean. Supongo que el ordenador, una silla, una mesa, las paredes de la habitación, y quizás en la misma, o en la de al lado hay alguien, parte de tu familia, un amigo, compañero de piso. En el piso de arriba oyes al niño del vecino corretear por el pasillo. Y el perro del tercero ladra cuando pasa el ascensor. Y tal vez, tu madre pasa el aspirador por el cuarto de tu hermana.
O quizás, no hay nadie. Quizás solo hay cosas. Pues he de decir, que si miras un poco más allá, siempre hay alguien, y solo tienes que saber donde mirar, y cuando las encuentres acércarte.
Porque hay algo que tengo muy claro: necesitamos gente. La necesitamos más que nada. Más que las cosas, incluso a veces, más que a nosotros mismos.
Porque cuando acaba el dia, da igual todo lo que hayas hecho, si no puedes compartirlo con alguien, no sirve de nada. Hay a veces que no nos acordamos de cosas, y recurrimos a la memoria de los que nos rodean, para recordarlo, si no fuera así, perderíamos la mayoria de recuerdos de nuestra vida.
Somos seres que vivimos en compañia. La soledad nos pone tristes. Y quien diga lo contrario, miente. Quiero que las personas estén ahi para mi, por eso estaré ahí para ellas.