domingo, 19 de diciembre de 2010

Quiero el mechero ya



Nadie crece nunca del todo. Todos nos quedamos con nuestro niño interior para siempre. Es crucial, necesario. Aparentamos cierta madurez externa, pero, para que engañarnos? Queremos jugar, quiero jugar, y no me dejan.
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A un niño pequeño que quiere jugar con un mechero, se le dice que no debe, porque es peligroso, puede hacerse daño; pero eso no hará que el niño deje de quererlo, incluso, aunque el propio niño sepa de la existencia de ese peligro, querrá jugar con el mechero.
A mi me han dicho que no toque el mechero, que me haré daño, y además sé, que me haré daño. Pero quiero tocar el mechero, porque me gusta el mechero, y cada vez que me dicen que no, me gusta más; cada vez que me digo que no, me gusta más; y cada vez que me dice que no, me gusta más.
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Asi que, sinceramente, no se que hacer, solo se, lo que quiero hacer, y no puedo...
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besitos con sabor a lacasitos