Sin quererlo y sin dejarte me he quedado tus domingos.
Echo de menos el momento en el que esa frase fue real. Cuando tontamente y de casualidad, compartimos el peor día de la semana.
Los domingos de aquí son días largos, son días lentos, son días tranquilos. La gente sale a comprar el pan. Los niños cogen sus bicis. Las personas mayores salen a pasear.
No se espera nada de un domingo. Solo es el día que agradeces que no sea lunes. En un domingo perfecto haría sol por la mañana, y llovería por la tarde. Aunque si pudiera elegir los domingos perfectos, serían los tuyos.
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besitos con sabor a lacasitos