miércoles, 22 de agosto de 2012

Mi muñeco.


Erase una vez una niña pequeña, que siempre miraba el escaparate de una tienda.
Había tantas cosas bonitas en aquel lugar que a ella le gustaban. Le encantaba mirar. Observar. Soñar.
Un día, colocaron en aquel escaparate un nuevo muñeco. La niña al pasar lo vio, y a primera vista le encantó.
Cada vez que pasaba le gustaba mas. Quería que fuese suyo. Su muñeco.
Pero le dijeron que no. Que no podía tenerlo. Entonces decidió olvidarse de él. Decidió que había muchos mas muñecos, mas juegos y mas cosas que le podían gustar de aquel escaparate.
Pero aun así, no podía olvidarse del muñeco y pensó: "Aunque no pueda tenerlo, no puedo evitar quererlo". Y vivió pensando así, hasta que un día ocurrió algo que había estado esperando durante mucho tiempo: le dejaron el muñeco. No lo podía creer. Por fin lo tenía. Y le hacia tan feliz como ella siempre había imaginado.
Pero esa felicidad no iba a durar. Y no iba a durar porque el muñeco no era suyo, solo se lo habían dejado, y tan rápido como lo tuvo, se fue.

Moraleja? No hay moraleja. Simplemente, a veces, no se puede tener todo lo que quieres, aunque lo que quieras, sea un todo para ti.

La princesa del desastre



"Llorar por amor? No princesa, levanta la cabeza que se te cae la corona"

Pues mi corona se ha caído y se ha roto. Una vez fui la princesa guerrera, y me he convertido en la princesa del desastre. Sin corona, sin castillo, y sin príncipe. Con la moral por los suelos, y sin maquillaje con el que tapar las noches interminables.
¿Sabéis de esas princesas que besan sapos? Pues os diré, que no están buscando a su príncipe azul, simplemente, están buscando un sapo, porque a veces el príncipe tiene que irse, y entonces la princesa, se queda sola.

viernes, 10 de agosto de 2012

Nos debemos el tiempo que perdimos.




Cuando te prometes que no vas a caer. Y caes.
Cuando te prometes que no vas a llorar. Y lloras.
Cuando te prometes que no vas a sufrir... Y entonces te das cuenta de que prometerse cosas, es muy difícil. E incluso a veces, imposible.
Hoy no he podido controlar y he roto mi promesa. Me creí fuerte prometiéndome que no lloraría. Que no lloraría de día. Mi  "Fuerte de día, débil de noche" se ha convertido en "Débil de día, y de noche".
¿Como se puede estar tan feliz y tan triste al mismo tiempo? Cambiaría tantas cosas, y a la vez ninguna.
Dicen que los momentos perfectos lo son porque son finitos, porque se van a acabar. Y sentir que va a ser así es lo que nos hace disfrutarlos al máximo. Pero no desearíais a veces que algo no se acabara? Que durara para siempre? O que simplemente durara un poco mas?

Nos debemos el tiempo que perdimos.

lunes, 6 de agosto de 2012

Fuerte de día. Débil de noche.



Se levanta feliz porque no le quedan ya mas lágrimas que derramar. Las acabó la noche anterior en el intento de dormirse a la primera.
Fuerte de día. Débil de noche.
Aferrándose siempre a la idea de seguridad. Una buena idea de la que no quiere soltarse, pero cada vez le quedan menos fuerzas. Sus manos se resbalan y no puede sujetar la última esperanza. La última oportunidad. El último momento. La última vez.
Se moja la oscuridad de la noche tras su paso. Se hunde lentamente. Se muere por dentro.
Pero aun es pronto. Aun quedan momentos por vivir. Días que quemar. Segundos que aprovechar.
Entonces se hace de día. Y se levanta con los ojos ya secos. Con fuerza con la que no contaba cuando se acostó tan triste.
Ella no se va a dejar vencer. Y aunque solo hubiesen 3 horas de sol al día, y el resto fueran noche, ella seguiría eligiendo al sol.