domingo, 2 de junio de 2013

La Sirena estúpida


Erase que se era, en un archipiélago perdido de la mano de dios, un grupo de preciosas y maravillosas sirenas que cada día tostaban sus escamas al sol mientras peinaban sus largas y brillantes melenas. Parecían tan despreocupadas y relajadas, tan tranquilas como las olas ondeantes que chocaban contras las rocas puntiagudas de las Isla. Reían y cantaban sin cesar, siendo su único cometido en la vida: atraer a los valientes marineros con sus exóticos cantos para luego...matarlos.
¿Ya no es tan bonito este cuento verdad? Pero así es, la imagen de inocente sirena que nos venden solo es una fachada que la sanguinaria verdad y naturaleza de las sirenas, pero claro, como en todos lados está la oveja de la familia, el rarito del grupo, y es ahí donde entra a juego nuestra sirena. Cándida criatura de ojos castaños, que no aprendió bien la noción cuando era pequeña, y no cumplía bien su cometido.
Ella cantaba para los marineros como debía ser, pero cuando llegaban a la Isla, se enamoraba de ellos y era incapaz de terminar su faena, sea ser: matarlos.
¿Empezáis a ver el problema?
Los marineros, como marineros que eran, una vez cumplido un tiempo, cogían sus veleros y partían de nuevo a los mares, dejando a nuestra Sirena estúpida mas sola que la una, destrozada, y con un nuevo nombre en la lista de marineros, que como hombres que eran, nunca volvían.
Y colorín colorado, este "cuento, se ha acabado.